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Harry se revolvió tratando de liberarse, pero sabía que era en vano. Las cuerdas se enroscaban fuertemente a sus muñecas, atándolo a las ramas del árbol que había encima de él.

La noche era tranquila y silenciosa. No había pájaros que volaran, ni grillos que cantaran en la lejanía. Era como si el propio bosque contuviese la respiración, sabiendo que algo terrible estaba a punto de suceder en sus entrañas.

Con los nervios a flor de piel, Harry se sobresaltó al oír unas suaves pisadas tras él que rompían las hojas secas del suelo. Torció la cabeza, tratando de ver quién estaba tras él. Al parecer iba a conocer de una vez la identidad de su captor.

Pero antes de pudiera volverse, alguien le agarró del pelo con violencia, paralizando sus movimientos. Un aliento cálido trepó por su oreja.

-Potter. No sabía que merodeabas por estos lugares.

Harry tembló. De todas las personas que podían haberle capturado, nunca había esperado que se tratase de Draco Malfoy. Pero no había ningún error en esa voz susurrando con sorna.

-¿Qué crees que estás haciendo? -preguntó el moreno con un poco de miedo. Tiraba de las cuerdas en vano.

-Pensaba que al fin podría reclamar lo que es mío –susurró en su oído. Unos labios calientes se posaron en el cuello de Harry, seguidos de unos dientes afilados que acariciaron su sensible piel. Su polla despertó y sin querer, torció el cuello, dándole al rubio un mejor acceso. Casi podía oírle sonreír.

 

 

Ilustración de Kaworu

 

 

-Ansioso, ¿verdad? -ronroneó Malfoy mordiendo su cuello suavemente. Las caderas de Harry se movieron solas cuando la mano del rubio agarró el bulto que crecía en sus pantalones. Aplicó presión, haciendo que Harry gimiera de necesidad.

Había algo en Draco Malfoy que siempre hacía que la sangre de Harry hirviese. Y desde que eso ocurriera... el sentimiento se había hecho más fuerte. La sola presencia de Malfoy le hacía sentirse mareado. Harry había tratado de luchar contra ello, simplemente estaba mal: un vampiro y un humano. Parecía imposible. Sin mencionar el peligro. Esa nueva atracción hacia Malfoy tenía que ser simplemente un efecto colateral. Algún tipo de encantamiento vampírico que le enviaba deseos no reconocidos. Ahora no tenía ni idea de cómo lucharía contra eso. Era obvio que a Malfoy le encantaba molestarle y Harry sabía que él se rendiría. Esto no debía ser así, Harry estaba decidido a no caer en el embrujo del rubio.

Malfoy succionó el cuello de Harry mientras le frotaba por delante. Estas dos acciones combinadas estaban haciendo que Harry se volviese loco. Se echó hacia atrás, su culo dio contra el cuerpo de Malfoy. Podía sentir la dureza y el calor de la polla del rubio a través de su ropa. Con un gemido suplicante, comenzó a hacer círculos con las caderas contra la dureza de Malfoy, quien rugió, dando al cuello de Harry el mordisco final, para después echarse hacia atrás.

Harry osciló y se sujetó a las cuerdas, manteniendo el equilibrio. Ahora que Malfoy se había ido, se sentía frío, y trató de liberarse tirando de las cuerdas con fuerza. En el momento en que lo hizo, una mano volvió a agarrarle del cabello y tiró de su cabeza hacia atrás. Perdiendo el aliento, Harry solo tuvo tiempo de ver unos tormentosos ojos azules y una cara pálida que reflejaba la luna llena, antes de que una boca y una lengua invadieran las suyas con rudeza.

Harry se removió con auténtica sorpresa, pero al final se rindió. No solo porque no pudiera escapar al apasionado beso, sino porque el beso del rubio hacía que el fuego le ardiese por dentro. Le devolvió el beso con la misma pasión, tratando y fallando al meter su lengua en la boca de Malfoy, así que al final succionó la lengua de éste, quien gimió con aprobación. De repente, las caderas de Malfoy se apretaron contra la entrepierna de Harry y el moreno abrió sus piernas para que pudiera frotarse contra él.

Malfoy despegó su boca de la de Harry mientras éste miraba mareado cómo el rubio le lamía los labios.

-Ahora voy a follarte, Potter –le informó Malfoy.

No era una pregunta. Aún así, Harry respondió.

-Vale.

Los ojos de Malfoy se abrieron. Soltó el pelo de Harry, permitiéndole poner recto el cuello. Entonces, acarició su espalda, parándose en su cintura y metiendo las manos por dentro de los calzoncillos para acariciarle las nalgas de arriba abajo. Su piel era suave. Harry agitó las pestañas y se oyó a sí mismo ronronear.

-Si te desato -dijo Malfoy despacio-, ¿no escaparás?

Harry negó con la cabeza. Escapar era la última cosa que se le ocurriría.

Malfoy se movió y apuntó con su varita a las cuerdas. Desaparecieron instantáneamente y Harry bajó los brazos, aún quieto, frente al rubio de mirada asustada. Después de unos momentos, pareció convencerse, ya que bajó la varita, feliz.

-Quítate los pantalones –ordenó con voz ronca.

Mordiéndose el labio, Harry obedeció. Se quitó los pantalones y los calzoncillos y los tiró lejos.

-Date la vuelta, pon las manos en el árbol y abre las piernas -los dedos de Malfoy estaban luchando con la bragueta de su pantalón.

Harry titubeó. Si hacía esto, ya no habría marcha atrás. Quedarían unidos el uno al otro. No estaba seguro de que fuera una buena idea.

Malfoy se había sacado su grande y pálida polla y Harry no pudo más que observar su tamaño. ¿A quién quería engañar? Deseaba esto. Y Malfoy también lo deseaba. Así que estaba bien.

Harry hizo lo que le habían ordenado, presionando sus manos contra la pared rugosa del árbol, separando las piernas y levantando su culo.

Malfoy jadeó y rugió tras él. En pocos segundos tenía unas manos calientes acariciando la piel de sus muslos y sus nalgas, al principio gentilmente, después con firmeza, separándolas y haciendo que Harry se sintiese vulnerable aunque deseaba que Malfoy le tocara ahí.

Después de escuchar el zumbido de un hechizo y el crujido de las hojas del suelo, Harry se dio cuenta de que Malfoy se había arrodillado. Contuvo el aliento sabiendo lo que vendría y cuando la lengua de Malfoy finalmente lo tocó, Harry casi gritó. La lengua cálida le lamió con firmeza y después se paseó dentro de él, haciendo arder todos los nervios de Harry. Se removió, tratando de sentirlo más, pero Malfoy lo sujetó en el sitio, dilatando su entrada, ya casi penetrada.

-Por favor –suplicó Harry. Se estaba volviendo loco de deseo.

En vez de meter la lengua más a fondo, dos dedos pegajosos invadieron el culo de Harry, haciéndolo saltar de sorpresa y dolor. Pero se olvidó del dolor cuando el rubio movió los dedos, cerca de su próstata, mientras la lengua aparecía de nuevo, dispuesta a seguir dilatando la entrada de Harry, ahora más abierta.

Malfoy paró y le dejó un suave beso y un lametazo en el culo. Se levantó y apartó las nalgas de Harry con una mano, manteniéndolas abiertas. Harry gimió cuando sintió la cabeza de la polla de Draco en su entrada, tocándolo y después presionando con fuerza, estirándole lo imposible, quien apretó los dientes mientras Malfoy se metía en él con un solo y lento movimiento. Ese sentimiento de sentirse lleno y dolido a la vez le hizo temblar y jadear ante la intrusión. Quemaba y dolía, pero Harry quería más. Movió sus caderas, haciendo que la polla de Malfoy se hinchara y tocara de nuevo su próstata, lo que hizo que Harry arqueara la espalda y empujara de nuevo el culo hacia él con placer.

Malfoy cogió el ritmo, pero en vez de coger las caderas de Harry para sujetarse, agarró sus muñecas, presionándolo más fuertemente contra el árbol. Harry gimió ante el sentimiento de completa indefensión mientras que Malfoy comenzaba a penetrarle con brutalidad. Harry podía hacer poco menos que gemir ante los espasmos que le recorrían todo el cuerpo debido al ritmo tan rápido al que le estaban sometiendo. Cuando sintió su placer, sus rodillas amenazaron con doblarse y sus caderas temblaron, pero se mantuvo firme contra el árbol, apoyándose en él, mientras su orgasmo se derretía por su cuerpo, haciéndole temblar y sudar a la vez. Malfoy continuó follándole, esta vez le había cogido de las caderas y se enterraba en la próstata de Harry con cada embestida. Harry tembló y su pene dio un patético salto cuando Malfoy se corrió dentro de él, chillando, y clavó sus manos en las caderas de Harry para no caerse.

Harry se agarró al árbol con firmeza, tratando de recuperar el aliento. Le dolía el culo, igual que las manos y las piernas, pero Harry no podía acordarse de la última vez que se sintió tan feliz.

Qué demonios, se sentía... vivo.

Malfoy salió de él y Harry se puso de pie con dificultad, dándose la vuelta para mirar al rubio, colorado y sudoroso.

-Estás precioso -dijo Harry con reverencia.

Malfoy bufó e hizo una mueca.

-Si hubiera sabido que me deseabas, Potter, hubiera hecho esto antes.

Harry sonrió y se acercó para mirar de cerca esos ojos grises.

-Te he deseado durante mucho tiempo... pero yo... me parecía mal. No quería... -Harry levantó una malo y le acarició una pálida mejilla.

Malfoy se quedó quieto.

-¿Mal?

-Ahora ya no importa –murmuró Harry-. Porque estaremos juntos... para siempre. Ahora somos compañeros.

Malfoy inclinó la cabeza. Ya no sonreía.

-¿Compañeros?

Harry observó mientras los ojos grises de Malfoy se llenaban de miedo, después de que Harry sonriera, mostrando sus colmillos.

-Ahora –dijo Harry con voz ronca- eres mío.

Y entonces cogió el cuello de Malfoy y hundió sus colmillos en la pálida y suave piel.


 

Continúa en Transformación

 


 

 

 

 

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